¿Cómo acompañar a los hijos cuando los padres se separan?

Cuando una pareja inicia un proceso de mediación para acordar una separación o un divorcio, una de las primeras preguntas que siempre aparece es: ¿Cómo tenemos que actuar para que nuestros hijos no sufran?

Marga Aguilera, mediadora en el Centro Terapéutico Gaztambide17, pone especial atención en tres puntos:

1. Una separación dialogada

El primer desafío es intentar que la separación sea lo más dialogada, consensuada y pacífica posible, en la que se mire por el interés del otro integrante de la pareja y por el interés de los hijos.

Si consiguen hablar y dialogar, en lugar de pelear y enfrentarse van a construir un camino que en el futuro les va a ser muy útil porque ni el convenio regulador ni la sentencia judicial resuelven las cuestiones de la vida cotidiana: como el criterio educativo, temas de salud, las normas de comportamiento en casa, las dificultades que puedan tener nuestros hijos con los amigos, etc.

Es fundamental que haya un diálogo para poder tener criterios comunes en este tipo de temas. Y es muy importante evitar discrepancias y contradicciones educativas para que no se den chantajes emocionales, alianzas y la manipulación de los hijos que tanto se dan en aquellos procesos de separación conflictivos.

2. Proteger la imagen del otro progenitor

El segundo factor importante es proteger la imagen del otro progenitor. Sobre todo cuando los niños son muy pequeños no son capaces de separar quién es él y quién es su padre y su madre, porque ellos son su padre y su madre.

Es muy recomendable no expresar la rabia o enfado delante de los hijos ni tampoco permitir que lo hagan terceras personas.

3. No inmiscuirse en el tiempo del otro

El tercer punto a tener en cuenta es respetar el espacio de la otra persona: nunca interrogar a los hijos para obtener información de la vida del otro y en sentido contrario, cuando los niños cuentan cosas que ellos han vivido con el otro progenitor, ser muy cuidadosos de cuál es la reacción del adulto.

Hay que evitar las reacciones de celos, de envidia o de juicio hacia el otro porque los hijos pueden replegarse y dejar de compartir sus experiencias.

Es importante que nunca usemos a los niños para llevar recados o mensajes. Por otra parte, a los hijos les encanta que pueda haber espacios comunes, es decir, que su madre y su padre acudan al teatro donde actúa o a un partido donde voy compite.