Resistencias y miedos que aparecen a la hora de iniciar un proceso psicológico

Carolina Posada Barón es psicóloga y psicoterapeuta y facilita sesiones, tanto individuales como grupales, de psicoterapia para adultos. Forma parte del Proyecto Luna apoyando terapéuticamente a madres y padres en sus procesos de maternidad, paternidad y crianza.

Hace unos días, Eva Inés nos explicaba las diferencias entre un psiquiatra y la psicoterapia. Hoy hablamos con Carolina sobre las resistencias y miedos que aparecen a la hora de iniciar un proceso psicológico.

¿Por qué crees que hay tanta resistencia a la hora de iniciar un proceso psicológico?

Creo que la resistencia por una parte tiene que ver con la desinformación que aún tenemos como sociedad acerca de qué es la piscoterapia y en qué consisten los procesos psicológicos. A pesar de que la humanidad siempre se ha preguntado acerca del mundo interior y ha buscado maneras para atender el malestar psicológico, la psicología y la psicoterapia, tal y como existen hoy en día, son relativamente “recientes”, en comparación con la medicina por ejemplo. Por otra parte, los procesos personales que atendemos normalmente implican mirar hacia dentro, atender nuestras heridas o dificultades, y esto no es siempre fácil de elegir en una sociedad que valora tanto la mirada exterior, la imagen de fortaleza, de felicidad, de perfección.

¿Qué miedos aparecen?

A veces, y relacionado con la falta de información, puede aparecer el miedo de “si voy al psicólogo/a es porque estoy loco/a», van a pensar que «me pasa algo muy grave», o que «soy un fracaso», que «soy una persona débil», que «la psicoterapia me va a cambiar y convertirme en una persona diferente a la que soy». Otro miedo que a veces aparece es “me voy a volver dependiente” de la terapia o de mi terapeuta, y no sabré seguir adelante por mi cuenta.

¿Qué hace un psicólogo?

Lo que hacemos es atender las peticiones o necesidades que nos plantean las personas cuando vienen a vernos, generalmente relacionadas con un malestar psicológico puntual o repetitivo. Construimos un entorno seguro, acogedor y libre de juicios, donde poco a poco las personas puedan ir escuchándose a la vez que las escuchamos, conociéndose mejor, y encontrando sus propias respuestas a sus conflictos y dificultades. Tenemos formación profesional sobre la psicología de las personas, sobre cómo funcionamos, qué necesitamos para estar en salud, así como recursos que pueden ayudar en diferentes momentos a procesar vivencias, a sanar heridas, a ampliar el abanico de recursos para vivir la vida y las relaciones personales con mayor plenitud. Todo esto lo ponemos al servicio de quienes acuden a terapia, y con quienes conformamos una especie de equipo de trabajo. Ponemos a su disposición nuestro conocimiento, experiencia, tiempo y respeto, y las personas ponen sus recursos, conocimiento de si mismas, y sus ganas de crecer y auto-realizarse.

¿Por qué crees que se ve normal ir a un especialista en traumatología, cardiólogo, etc. y en cambio, está mal visto ir a un psicólogo?

Porque aún hay mucho desconocimiento en nuestra sociedad (tanto de la psicoterapia como del mundo interno y emocional), por no haber tenido acceso a la experiencia y prejuzgarla desde el miedo a lo desconocido. Por la exigencia cultural de “ser fuerte”, de estar siempre felices y competentes. Si me caigo y me rompo una pierna, y voy al médico a que me cure, en general nadie me juzgaría por ello. Se entiende como un acontecimiento que nos sucede, pero no nos define. En cambio, si estamos deprimidos o con ansiedad, por ejemplo, puede que nos encontremos con juicios y prejuicios a nuestro alrededor o internamente.

Hay personas no inician un proceso psicológico porque dicen que solo se habla y eso no soluciona los problemas, ¿qué opinas?

Creo que esto no es cierto, o por lo menos no lo es en todas las maneras y escuelas psicoterapéuticas que existen hoy en día. En Gaztambide 17, por ejemplo, trabajamos desde un enfoque Integrativo Humanista, relacional. Desde esta perspectiva valoramos el hablar y la palabra como uno de los canales de comunicación posibles, que es muy importante pero no el único. También trabajamos proponiendo a quienes acompañamos canales expresivos como las imágenes, el dibujo, la escritura, la escucha del cuerpo, las fantasías guiadas, los cuentos, las escenificaciones, o cualquier otro que pueda facilitar a cada persona la manera más respetuosa y eficaz de escucharse.

Por otra parte, la manera como hablamos en la psicoterapia, tal y como la entendemos, no consiste en que el/la paciente “hable”, como desahogo sin más. Invitamos a que la palabra pueda ser sentida, vivida, cada vez más conciente y conectada, tanto con el interior de quien habla, como con el otro con quien se dialoga (terapeuta o compañeras y compañeros de grupo de terapia, por ejemplo).