Muchos conflictos en nuestras relaciones personales están relacionados con la creencia: «si me quieres debes saber (muchas veces telepáticamente, sin que te lo haya dicho) mis necesidades y ocuparte de ellas. Si no lo haces así debe ser que no me quieres lo suficiente».
Desde esta perspectiva sentimos que tenemos el derecho de enfadarnos y sentirnos desgraciados cada vez que, como adultos, nuestros seres queridos no responden a nuestras expectativas. Y se convierte en una fuente de dolor, insatisfacción y resentimiento para ambas partes.
La Oración Gestáltica, que comparto hoy con vosotros, nos invita a reflexionar al respecto. Algunas veces ha sido criticada porque puede escucharse como una invitación al egoísmo, pero en realidad creo que cada vez que nos hacemos responsables de nuestras necesidades y su satisfacción (que no es lo mismo que convertirnos en seres autosuficientes), nos damos la oportunidad de amarnos y amar a los demás desde un territorio más realista, claro y generoso. De amar y amarnos más y mejor.