Día Mundial de la Salud Mental

La salud mental es tan esencial como mantener los niveles adecuados de azúcar en la sangre. Es importante prestar atención a nuestras emociones, la manera en que nos comunicamos con nosotros/as mismos/as y nuestras interacciones con los demás, ya que todo esto también impacta nuestra salud física. Sería ideal que consideráramos nuestra salud mental todos los días.

Según la Organización Mundial de la Salud, la buena salud mental es esencial para nuestra salud y bienestar general. Sin embargo, una de cada ocho personas en el mundo padece algún problema de salud mental, lo que puede repercutir en su salud física, su bienestar, su relación con los demás y sus medios de subsistencia. Además, cada vez más adolescentes y jóvenes presentan problemas de salud mental. 

En este marco, desde el Centro Terapéutico Gaztambide17 creemos que es importante terminar con el mito de que la salud mental solo atañe a personas que tienen un diagnóstico de una enfermedad mental. Cuando nos referimos a la salud mental se trata de hablar de serenidad y bienestar.

Una escuelita emocional

«La felicidad más bien gira en torno a la calma y la serenidad, que es muy difícil de conseguir y de lograr. Es importante hacer un entrenamiento en la identificación de nuestros procesos internos, para poder hacer una integración en lo que es lo que estoy pensando, qué es lo que me está pasando, qué es lo que estoy sintiendo en el cuerpo y qué es lo que yo hago. La terapia tiene como objetivo mejorar la salud mental”, explica nuestra compañera Karmen.

En ese sentido, destaca que es «fantástico que se quite ese estigma en torno a acudir a una terapia, a pedir ayuda porque al fin y al cabo la terapia es una especie de escuelita emocional, un lugar que nos ayuda a desarrollar herramientas, a darnos cuenta de lo que nos pasa con el objetivo de conseguir estar en calma».

Un proceso terapéutico nos ayuda a reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones y las de las personas que nos rodean, además de fomentar habilidades como la empatía, la autorregulación, la autoestima y la resolución pacífica de conflictos. De esta forma, la educación emocional promueve el bienestar emocional, social y cognitivo de todas las personas.

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