Navidad en duelo

Como todos los años llegan las fiestas navideñas, las ciudades se transforman con los adornos y la iluminación, comienzan los preparativos de las celebraciones, ocasión de encuentro con nuestros seres queridos. Pero no siempre prima la alegría, la Navidad también puede ser un período en el que pueden avivarse emociones de todo tipo, tanto agradables como desagradables.

Para aquellas familias que han sufrido una pérdida es un momento de confrontarnos con el vacío y la añoranza de esa persona querida. Cuando la pérdida es reciente, la Navidad puede intensificar la tristeza y la nostalgia de unas celebraciones que ya no volverán a ser como antes. Con pérdidas más alejadas en el tiempo puede abrir las heridas que se presuponían ya estaban curadas.

En esas circunstancias, para algunas personas la cancelación de la celebración de la Navidad es la opción más natural. Otras familias afrontan el duelo continuando con la vida como si nada hubiera ocurrido, evitando hablar de la persona fallecida para no preocupar a los demás, favoreciendo que el dolor sea experimentado en soledad. Otras optan por construir una nueva ritualidad como una forma de afrontar las fiestas de forma diferente. Esa la opción que propone Alba Payas, directora del Instituto IPIR, especializado en duelo quien ofrece las siguientes sugerencias, inspiradas en su trayectoria como terapeuta:

Planificar con antelación

Incluso si luego decides que no seguir ese plan. Con esa conducta se pueden evitar la angustia y los momentos de desbordamiento.

Realizar una reunión familiar antes de que lleguen las fechas

Donde también se incluyan a niños y adolescentes, y haya permiso para expresar sentimientos sobre la pérdida. Con esta reunión se pretende un intercambio de expresión de miedos, necesidades y deseos de cara a la nueva celebración. En esta reunión también se pueden revisar los ritos de antes y lo que se puede y quiere mantener.

Buscar una manera simbólica de recordar a la persona fallecida a lo largo de las fiestas

Se puede crear un espacio y tiempo específico para rememorar a la persona querida, de la forma en la que cada cual desee. En esa ritualidad es muy importante incorporar a niños y adolescentes para que no se sientan excluidos.

Planificar tiempo para descansar

Es importante recordar que estar en duelo consume mucha energía. Si el duelo es reciente se necesita tiempo para estar mejor, sin prisas. Cuidarse y acoger con afecto las emociones es fundamental para afrontar ese período.

Prepararse para lo que pueda suceder en las reuniones sociales

Otorgarse el permiso para cambiar de opinión y cancelar actividades que sean demasiado expuestas para ti es importante.

Aceptar los recuerdos insospechados

Ciertas circunstancias pueden avivar recuerdos que causen un profundo dolor. Son situaciones normales y un reflejo del amor que aún sientes por esa persona, o de tareas que quedan pendientes. Es importante acoger esos momentos como regalos a pesar del dolor que suscitan.

Simplificar las obligaciones

Pedir ayuda y delegar, darse permiso para hacer aquello que no te apetezca o de lo que no te sientas capaz. Es importante no huir de las emociones, ni de los recuerdos, acogiendo la experiencia del dolor que existe.

Valorar las relaciones significativas

Si hay algo que podemos aprender de nuestra pérdida es a valorar los vínculos afectivos que todavía nos quedan.

Desde el equipo del Centro Terapéutico Gaztambide 17, deseamos que encuentres una forma adecuada a tus necesidades de transitar estas celebraciones.

 

Lectura recomendada: El mensaje de las lágrimas, Alba Payás Puigarnau. Ed. Paidós.

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