Uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años (14 por ciento) padece algún trastorno mental. Esto supone un aumento importante de la vulnerabilidad de estas personas a padecer: exclusión social, discriminación, estigmatización, dificultades educativas, comportamientos de riesgo, mala salud física y violaciones de derechos humanos.
La depresión, la ansiedad y los trastornos del comportamiento se encuentran entre las principales causas de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes, según advierte la Organización Mundial de la Salud. El suicidio sería la segunda causa de muerte en las personas de 15 a 19 años, la primera en ese rango de edad entre las personas en tratamiento por psiquiatría.
Y esto no sólo afecta a las personas que los sufren durante la etapa de la niñez o adolescencia: no tomar acciones en el momento de aparición de las dolencias de salud mental tiene consecuencias que se extienden a la edad adulta, perjudican la salud física y mental de la persona y delimitan sus posibilidades de llevar una vida satisfactoria en el futuro.
Además, la situación en cuanto a la salud mental de niños y adolescentes se ha hecho aún más preocupante durante la pandemia, habiéndose agravado los casos y disminuido la edad de inicio, especialmente en las áreas de autolesiones y trastornos de la conducta alimentaria. Han llegado a cuadruplicarse algunos diagnósticos como los de ansiedad, depresión, TDAH y trastornos de conducta.
Romper el estigma es fundamental para evitar la exclusión de los niños, niñas y adolescentes con algún tipo de malestar emocional o problema de salud mental. De hecho, promover una buena salud mental es una de las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas: garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos y todas en todas las edades.
Hemos visto en los últimos tiempos, afortunadamente, una mayor concienciación en cuanto a la importancia de la visibilidad y la concienciación acerca de la salud mental, especialmente de la mano de unas nuevas generaciones que se atreven a hablar más de esta realidad. No obstante, aún es largo el camino por recorrer y las medidas por tomar.
El pasado octubre, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, UNICEF España ya recordó que si bien se han producido avances en los últimos años en torno a la percepción de la salud mental, todavía persisten creencias negativas que pueden llevar a que se perpetúe el estigma y mucha gente no llegue a pedir la ayuda necesaria. Y apelan directamente a que la lucha contra esta discriminación es una labor de todos, de la sociedad pero también de los gobiernos y las instituciones.
Teresa Crespo, psiquiatra especializada en niños y adolescentes.
BIBLIOGRAFÍA:
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(Foto: Jed Villejo)