Habría otra dimensión del límite. Podríamos hablar de que el límite tiene:
- Una función contenedora
- Una función diferenciadora
- Una función reguladora.
Los seres humanos estamos compuestos de células formadas por membranas semipermeables. Nuestra experiencia también es semipermeable. En este marco, tenemos que aprender a detectar si un elemento es adecuado o no para nuestro desarrollo.
Para que un organismo funcione bien, tiene que estar muy bien equilibrado ese sistema. Cuando empiezan a aparecer muchos elementos que nos invaden, la estructura se agujerea o se hace rígida. Y así perdemos el equilibrio. Dejamos de estar en homeostásis.
A veces, venimos de experiencias muy rígidas, donde no nos han permitido aprender a testar, sino que nos han dicho: «esto es malo» o «esto es bueno».
Cada día, en nuestra consulta del Centro Terapéutico Gaztambide17, con algunos pacientes nos toca remendar y con otros toca flexibilizar esas membranas.
(Foto: Cortesía de Mariana Beltrán)