Las relaciones interpersonales significativas son esenciales para nuestro bienestar físico y psicológico

Cada vez más estudios confirman esta realidad. Los hallazgos muestran mejores condiciones de salud y satisfacción en la vida cuando contamos con vínculos a los que nos sentimos pertenecer, y con quienes podemos compartir nuestra vivencias, preocupaciones y alegrías. Esto nos da maneras de co-regularnos emocional y fisiológicamente.

Y lo contrario también sucede: cuando estamos aislados, sin tener personas a quienes apreciamos y nos aprecian, por quienes nos interesamos y que se interesan por nosotr@s, la incidencia de enfermedades coronarias, de depresión, de consumo de tabaco y alcohol suelen aumentar.

Somos seres sociales, interdependientes, que no podemos sobrevivir en aislamiento profundo sin un altísimo coste. Necesitamos sentirnos seguros y cubiertos con nuestra pertenencia a redes interpersonales suficientemente seguras y satisfactorias.

Y más que la cantidad de relaciones, importa la calidad de ellas: que podamos validar y ser validados en nuestra manera de ser y de sentir, que haya reciprocidad en la escucha y en el interés que manifestamos entre nosotros, que nos respetemos en nuestras diferencias, y que podamos recorrer el camino de vuelta a través del diálogo cuando inevitablemente nos encontremos con conflictos o malestares.

Aparte de factores sociológicos, culturales y circunstanciales, con frecuencia nos sucede que a pesar de lo importante y necesario que es para las personas relacionarnos, nos encontramos con dificultades para construir y/o mantener vínculos satisfactorios.

A lo largo de la historia personal hemos aprendido, en el marco de la relación con las personas más cercanas, modelos para vincularnos que a veces no son muy eficaces. Hemos podido experimentar relaciones poco seguras en la niñez y desde ahí hemos aprendido a estar en contacto defensivamente o a aislarnos.

Y es ahí donde la psicoterapia relacional puede ser un camino en el que experimentar con nuestr@s terapeut@s nuevas posibilidades relacionales y construir desde ahí nuevos modelos para vincularnos más satisfactoriamente, pudiendo crear espacios comunes y compañías para la vida.

 

(Foto: Ben Duchac)

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