Ponerse colorado es parte de la manifestación corporal.
Hay varios planos de la experiencia de la vergüenza. El plano corporal es el de ponernos coloradas, sentir palpitaciones o sudoración. Aparece esa sensación de bloqueo, pero también está la sensación mental y cognitiva de autocrítica de hay algo mal en mi.
Y también existe una parte emocional que nos impulsa a retirarnos, a huir, incluso a sentir tristeza e impotencia ante el temor de que descubran lo malo que hay en mi.
Es una situación en la que quieres desaparecer y en realidad, crees que se te ve aún más. El choque de estas dos situaciones es la que hace que parezca que algo está mal porque queremos que no se nos vea.
Algunas personas se ríen cuando alguien se pone rojo/a y esa reacción puede ocasionar humillación. Entras en bucle porque intentas que no te pase y no siempre se puede controlar. Y esta situación hace que aumente el nivel de vergüenza.